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Las movidas militares de China, Rusia e Irán en Venezuela, ¿un riesgo para Colombia
Nicolás Maduro nos dio otro recordatorio del sinnúmero de advertencias que países como Israel y Estados Unidos han emitido sobre la influencia iraní en Venezuela: el 5 de julio, en la conmemoración de los 211 años de la independencia del país, las tropas exhibieron, por primera vez, los drones iraníes de combate ensamblados en Venezuela. Una demostración que se suma a los ejercicios militares de Rusia, Irán y China, que, al parecer, tendrán lugar en Venezuela este mes. ¿La cooperación militar iraní y rusa en la región representa un riesgo para Colombia o la región? Vamos por partes.
La información sobre las maniobras militares conjuntas la entregó el Centro para una Sociedad Libre Segura (SFS por sus siglas en inglés), un think tank especializado en temas de seguridad. Al parecer, participarán en conjunto unos diez países, incluyendo a Bielorrusia, India y Arabia Saudita, en un movimiento “que busca preposicionar activos militares desplegados en América Latina y el Caribe”, señaló la SFS. Hasta ahora, ninguna agencia de seguridad o fuente oficial de EE. UU. o de la región han confirmado que estos ejercicios efectivamente se llevarán a cabo, al parecer, entre el 13 y el 27 de agosto.
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“Esto va a normalizar la presencia de las fuerzas especiales de estos países, China, Rusia e Irán, en América Latina, lo que no solo es un riesgo para EE. UU., también para todo el continente”, sostuvo Joseph M. Humire, director del SFS, en algunos medios estadounidenses. Humire sostiene que “las fuerzas militares de estos países —estamos hablando de francotiradores, de unidades como la Fuerza Quds que patrocinan el terrorismo— van a mandar a sus militares abiertamente”, agregó. ¿Qué dicen los analistas.
“Es un hecho bastante inédito. Venezuela sí ha participado en ejercicios, sobre todo con Rusia, pero fuera del contexto latinoamericano; esta es la primera vez que estas tres potencias tienen la posibilidad de ejercicios conjuntos en la región”, le explicó a este diario Víctor Mijares, profesor de Ciencia Política y Estudios Globales, de la Universidad de los Andes. “Esto es claramente una señal de diplomacia militar, en donde envía un mensaje a Estados Unidos y Colombia de que Venezuela cuenta con estos aliados”, agregó el experto.
Con todo y eso, Mijares sostiene que no se sabe con certeza hasta qué punto esos aliados responderían en caso de una hipotética guerra con Venezuela; “sin embargo, envía un mensaje claro de que ese país no está solo y que estos regímenes, todos euroasiáticos, tienen mucho interés en mantener un pie en las Américas”, agregó el experto. Por su parte, un alto oficial venezolano le comentó a Infobae que, pese a que la realización de estos juegos militares sí tiene un mensaje clave, “no es una amenaza de transferencia de equipos militares desde esos países hacia Venezuela”.
Estos equipos que exhibió Maduro, antes conocidos como Mohajer-2, son drones que fueron modernizados y artillados en Venezuela y tienen “capacidad de observación, reconocimiento, ataque, caza antidrones y supresión de defensa aérea enemiga”, según sostuvo un oficial durante la transmisión del desfile por cadena nacional. Ahora son identificados como Antonio José de Sucre-100 (ANSU-100), así como el dron Antonio José de Sucre-200 (ANSU-200), fabricado con diseño venezolano y soporte iraní.
“El armamento está orientado hacia sistemas de defensa antiaéreo, de guerra electrónica y misiles antibuque. Todos estos sistemas tienen una orientación claramente defensiva, no tienen demasiado poder ofensivo”, explicó Víctor Mijares, quien agregó que justamente estas características hacen que para la Fuerza Armada Nacional Bolivariana sea muy difícil llevar parte de ese poder fuera de sus fronteras.
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“Esto ha sido consistente con la incorporación de armamento chino y ruso; el armamento iraní cumple con la misma función de construir un sistema de defensa muy competente”, agregó el experto. En marzo de este año, Mijares ya se había referido al armamento que Rusia ha transferido a Venezuela, sobre todo de los tanques de guerra T-72 y los aviones de combate Sukhoi Su-30A.
“Hay 24 de estos aviones en Venezuela, pero no se sabe exactamente cuántos están operativos; en un punto se habló de dos o cinco aviones”, sostuvo el analista en ese momento, quien comentó que pese a que tienen una gran capacidad ofensiva, porque pueden servir como bombarderos para puntos específicos, “su autonomía de vuelo no les permite tener una capacidad para amenazar seriamente y poner en peligro la soberanía o la estabilidad de Colombia”, agregó.
En todo caso, preocupa que ese material pueda caer en manos equivocadas. “La discusión no está en si esto podría ser un riesgo, ya lo es. El punto es si se podría materializar en una amenaza”, le comentó a este diario Henry Cancelado, director del área de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. “Es un riesgo real que Venezuela tenga armamento estratégico y que ese país haya alojado a grupos disidentes y guerrilleros en su territorio”, agregó.
Algo similar comentó Mijares: “Los sistemas de defensa antiaérea, muy especialmente los manuales, pueden generar una afectación importante a fuerzas armadas de la región si llegan a caer en manos de criminalidad organizada transnacional o de insurgencia”, comentó. Resaltó que la preocupación en sí estaría a largo plazo. “La perpetuación del régimen autoritario en Venezuela crea ciertas condiciones para que desde allí se puedan crear grupos o estrategias que puedan afectar la estabilidad de la región”, agregó.
La semana pasada, Cecilia Incardona, fiscal federal de Lomas de Zamora, pidió que se mantenga la prohibición de salida de Argentina de los cinco iraníes y catorce venezolanos que llegaron a ese país el 6 de junio en un avión de Emtrasur, filial del Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa), que fue sancionado hace años por EE. UU. por presunta colaboración logística para organizaciones terroristas. Al parecer, el avión transportaba autopartes desde México.
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“Irán siempre ha tenido un interés en generar alguna influencia importante en América Latina”, comentó Mijares, quien agregó que Argentina se ha convertido en un blanco muy importante para Irán y tener acceso a mercados lícitos e ilícitos. De hecho, Incardona sostuvo que aún no se ha corroborado que Gholamreza Ghasemi, el piloto iraní que EE. UU. vinculó a organizaciones terroristas, tenga credencial de instructor, pues, en un principio, la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) sostuvo que Ghasemi era un instructor de vuelo, como los demás tripulantes iraníes.
“[Irán] trata de tener una posición clave en la región para contrarrestar la influencia histórica de EE. UU. (…) y Venezuela ha sido una puerta de entrada importante para eso. Sin mencionar que Argentina ha sido, hasta cierto punto, con el gobierno de los Kirchner, bastante complaciente con los iraníes”, agregó el analista.
Henry Cancelado sostiene que el gran dilema para Colombia es su sistema de alianzas. “Colombia está en la mitad. Por un lado, tiene dinero e inversiones con China y por el otro hay una tradición de alianzas y apoyos militares con el bloque OTAN. La primera decisión en materia de política exterior es esa: cómo va a quedar el país en ese punto”, comentó el experto, quien agregó que esto es clave, pues, en su opinión, “la política de seguridad y defensa está totalmente amarrada a la política exterior; no es la política comercial, como siempre se ha creído en Colombia”, comentó.
Para Cancelado, aún hay varias preguntas pendientes sobre cómo manejará el siguiente gobierno la relación con Venezuela. “Uno puede abrir la frontera y en términos comerciales estabilizar la relación, pero de todas formas ese país es un riesgo para Colombia. Lo que sí hay que tener en cuenta es que Colombia, desde la época de Juan Manuel Santos, ha hecho una transformación de su capacidad militar, para adaptarse al proceso militar de la OTAN. ¿Eso va a seguir?”, agregó.
Por su parte, Mijares dice que aún es muy difícil saber qué tipo de relación va a tener el gobierno Petro con Venezuela, sobre todo en política de defensa. “En el fondo, no va a ser una relación tan fácil ni cómoda. Hay diferencias importantes, pero no veo una relación de confrontación tampoco. De todas formas, termina siendo muy difícil [comentar sobre el tema en este punto]. En un ambiente normal, Colombia sí debería tener un pie de fuerza importante para disuadir cualquier tipo de injerencia o intervención de fuerzas externas hostiles”, agregó el experto.