INTERNACIONAL
Sexo por supervivencia: la alternativa laboral que afecta la salud y dignidad de los migrantes venezolanos en Colombia
La pobreza, la falta de oportunidades y la necesidad son una de las constantes de los migrantes venezolanos en Colombia, por lo que terminan explotados en trabajos sexuales y se incrementa la posibilidad de adquirir infecciones de transmisión sexual (ITS). Así lo detalló un estudio que realizó desde 2020 por parte de Aid for Aids Colombia, el cual busca mejorar la salud y bienestar de los refugiados.
En la frontera con Venezuela, en Cúcuta, el sexo por supervivenciaes diferente a otras regiones del mundo por la “dimensión colectiva o familiar del refugiado que lo practica”, explicó la entidad en el estudio. En ese sentido, la mayoría de los casos buscan la subsistencia no de un individuo, sino de una red familiar “que por lo general depende de un o una joven, en este caso, cabeza de familia”.
De acuerdo con el director general de la ONG, el Dr. Jaime Valencia, cuando los migrantes pasan la frontera “lastimosamente, es allí donde entran las mafias a aprovecharse y el trabajo sexual se convierte en una única manera de supervivencia para muchos”. Como consecuencia se desató una crisis de trabajo sexual, sexo transaccional por supervivencia e incluso sexo no consensuado y trata de personas.
“Este problema afecta significativamente a mujeres, hombres jóvenes heterosexuales y miembros de la comunidad LGBTI. No es sexo seguro y los riesgos de adquirir VIH aumentan significativamente”, agregó Valencia.
Por la falta de recursos económicos y su situación de irregularidad, “un gran porcentaje de la población joven migrante venezolana que pasa por Cúcuta ejerce el sexo por supervivencia —explicó el estudio— lo que los ha llevado a convertirse en víctimas de violencia sexual y tortura”. Por esa razón, aumentan los riesgos de embarazos no deseados, infeccion de trasmisión sexual—como el VIH— y el impacto emocional de la dignidad humana.
Las voces detrás de las cifras
Aid for Aids Colombia realizó más de 600 entrevistas a migrantes venezolanos en Bogotá, Cali, Cúcuta y Medellín y el municipio de Maicao, en la Guajira, entre 2021 y 2022. El solo hecho de haber cruzado por la trocha les limita las posibilidades en la vida. “El 98 % de esta población no quiere hacer esas actividades”, detalló Valencia ante Noticias Caracol y aunque el 17 % de la población intenta salir de esas labores, “les ha tocado volver”.
Un hombre entrevistado en Maicao manifestó que él sí tenía permiso laboral, pero nunca pudo conseguir empleo. “Yo pensé en dejarlo ya teniendo el permiso, pero no se pudo —expuso la víctima—. Acá la gente discrimina mucho, y no había oportunidad de empleo”. En ese momento seguía trabajando en la prostitución, aunque “no lo hago seguido como antes, porque es muy peligroso”.
De acuerdo con el estudio, el 83,9 % siente un riesgo de adquirir una ITS y el 50,7 % teme sufrir alguna agresión sexual.Por otro lado, este modelo de explotación puede ser en lugares públicos (88 %), así como servicios a “domicilio” (55 %).
“Uno a veces, por la necesidad, la persona te dice: ‘ah bueno, yo te doy más, pero lo hacemos sin condón’”, dijo una mujer entrevistada en Medellín. Lo cierto es que el 50 % de los encuestados no usa preservativo porque no les gusta o les ofrecen más dinero por no usarlo y, como consecuencia, de los 600 migrantes evaluados, el 20 % tiene VIH y el 91 % de ellos no tiene acceso a un tratamiento