VENEZUELA
Los desafíos de los nuevos embajadores de Colombia y Venezuela
Hace pocos días se conoció que el presidente Gustavo Petro nombró a Armando Benedetti como embajador en Venezuela. Por el lado de Nicolás Maduro, fue designado Félix Plasencia como embajador en Colombia. Se inaugura una nueva etapa en las relaciones diplomáticas que fueron interrumpidas en 2019 y se consolida la oportunidad de abrir la frontera después de haber sido cerrada unilateralmente por Venezuela hace siete años. Será un proceso gradual que puede estar plagado de algunos retos que las Cancillerías y las embajadas tendrán la responsabilidad de sortear.
La discordia sobre el tema migratorio
El gobierno de Maduro se ha esforzado por mantener una narrativa en la que la migración venezolana no supera las 600 mil personas. Esa cifra es apenas un pequeño porcentaje de la que ha estipulado la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, que Colombia ha respaldado. A esta pertenecen varias agencias de Naciones Unidas y de cooperación internacional que han financiado la mayor parte de la atención al flujo migratorio en nuestro país. Incluso, Migración Colombia, encargado de estipular el total de venezolanos en Colombia, ha afirmado en su reporte más reciente que aquí se reúnen 2,4 millones de venezolanos, mucho más que la cifra que Maduro difunde.
No se ha conocido que el tema migratorio haya pasado por las negociaciones que hasta ahora llevan Colombia y Venezuela para retomar la relación bilateral. Aunque podría llegar a ser tensionante, es un tema prioritario que puede tener tanto impacto en Colombia como la misma apertura comercial fronteriza. Más teniendo en cuenta que el coordinador nacional del empalme, Daniel Rojas, expresó ante medios que la administración Petro contemplaría un plan de retorno voluntario de venezolanos. Aunque el pronunciamiento no tuvo piso y el equipo encargado de asuntos migratorios no le dio eco en la presentación del informe final de empalme, quedó la idea en el aire.
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El gobierno Maduro ha adelantado el ‘Plan Vuelta a la Patria’ con el que pretende que los venezolanos que emigraron retornen pronto. El año pasado le solicitó a Pedro Castillo, presidente del Perú, su cooperación para llevarlo a cabo. Puede que haya querido hacer lo mismo en Colombia o que en algún momento surja la intención de hacerlo. El embajador Benedetti tendrá que estar preparado para conservar la diplomacia en el diálogo y, a la vez, proteger los intereses de Colombia.
La credibilidad de los embajadores
El nuevo embajador es un político de vieja data. Fue concejal de Bogotá a finales de la década de los noventa para luego pasar al Congreso en el que se mantuvo hasta 2022, cuando ya se había internado en la campaña de Petro. En su trayectoria se le ha cuestionado por corrupción y parapolítica, pero no se ha demostrado nada en su contra. Eso, sumado a que es un político tradicional como los que Petro criticaba en el pasado y que se subió al bus del progresismo al último momento, podría llegar a restarle confiabilidad.
El embajador de Venezuela en Colombia es Félix Plasencia. Es un hombre de las entrañas del chavismo y cercano a Maduro. A diferencia de Benedetti, si tiene experiencia en política exterior, pues ha estado en el Ministerio de Turismo y Comercio Exterior y en la Cancillería de Venezuela, además de que fue embajador en China. En otras palabras, Plasencia representa un gobierno al que Colombia ha tildado de dictador, no solo el expresidente Duque sino el mismo presidente Petro.
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A pesar del recorrido político de los dos embajadores, en este momento de reconstrucción de la relación colombo venezolana es útil despersonalizar el clima entre ambos Estados. Es prudente que las embajadas institucionalicen el consentimiento mutuo protegiendo los intereses de ambos países, pero con un mismo fin de cooperar en torno a temas de suma necesidad como el restablecimiento de los consulados en los dos países.
¿Monómeros para Maduro o para Guaidó?
Monómeros es una empresa de abonos y fertilizantes filial de Pdvsa, estatal petrolera de Venezuela, que opera en Barranquilla y ha estado bajo el dominio del gobierno interino de Juan Guaidó, bajo el aval del expresidente Duque. Satisface gran porcentaje del mercado nacional de fertilizantes en Colombia. En 2021, la Superintendencia de Sociedades la intervino “tras identificarse situaciones susceptibles de mejora en sus procesos económicos, jurídicos y administrativos”. Al día siguiente de la posesión de Petro, el gobierno de Maduro radicó una carta ante la Cámara de Comercio de Barranquilla nombrando una nueva junta directiva, lo que la actual demandó. Posteriormente, la Superintendencia notificó que había exonerado a la empresa del grado de supervisión de control, pasando a la supervisión de vigilancia.
El pasado 18 de agosto se llevó a cabo en Cúcuta el foro ‘Acuerdo de la Frontera’ que reunió empresarios de Colombia y Venezuela y autoridades colombianas conforme a lograr la esperada apertura total de la frontera. Mientras que el Ministro de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña, y el Ministro de Transporte, Guillermo Reyes, se dedicaron a exponer los compromisos y logística que requerían el restablecimiento de la relación comercial y lo referente a la frontera, el embajador Benedetti habló primordialmente de Monómeros. Dijo que había logrado levantar la intervención de la Superintendencia, que se estaba trabajando para devolverle el poder de la empresa a Maduro y que era momento de cambiar la junta directiva entendiendo que el gobierno colombiano ahora reconoce al venezolano.
Los pronunciamientos y sucesos recientes dan cuenta de la gran relevancia que Monómeros tiene para Petro. Igualmente, tanto Colombia como Venezuela consideran el destino de la empresa como crucial para recomponer la relación bilateral. Aunque la decisión final sobre la junta directiva y gerencia de Monómeros está en manos de la Superintendencia, es claro que el tema causará resquemor, ya sea con el gobierno de Maduro o con la oposición venezolana en Colombia. Si bien la figura de Guaidó ha perdido visibilidad y no cumplió el objetivo de desbancar a Maduro, sigue teniendo reconocimiento internacional y representa un liderazgo simbólico para quienes han huido del régimen del país vecino. Siendo Colombia el mayor receptor de migrantes y refugiados venezolanos, es importante sentar un parte de tranquilidad desde la administración Petro, no solo para Maduro sino para la oposición. Pero igual de necesario, a sus connacionales a los que no puede dejar atrás en la gestión diplomática para el restablecimiento de la relación bilateral.